Quizás has escuchado el término “el privilegio abogado-cliente” en la televisión, pero ¿qué significa esta frase en realidad? Al nivel más básico, el privilegio abogado-cliente significa que los abogados deben mantener privado todo lo que les digan sus clientes (con ciertas excepciones). Este privilegio aplica a todos los que trabajan con un abogado en un caso, por ejemplo, asistentes legales, personal administrativo y otros abogados que trabajan en la misma oficina. Un abogado que ha recibido información secreta de su cliente no puede repetirla a ninguna persona afuera del equipo legal sin el consentimiento del cliente.
Este privilegio aplica cuando un cliente actual o potencial habla con un abogado para recibir consejos legales, el cliente pretende que la información quede secreta y el abogado actúa como un profesional (no como un amigo).
Una excepción al privilegio abogado-cliente ocurre cuando un cliente está en el proceso de cometer, o pretende cometer un delito o acto fraudulento y el cliente lo cuenta a su abogado con la intención de seguir con el delito o de esconderlo. En esta situación, el privilegio abogado-cliente no aplica.
El privilegio abogado-cliente incentiva a los clientes a buscar la ayuda legal y comunicarse a su abogado de manera completa y franca con respecto a los asuntos incómodos o legalmente dañinos. El abogado necesita toda la información relevante para representar al cliente eficazmente y, si sea necesario, aconsejar al cliente a evitar la conducta ilegal.
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